domingo, 21 de abril de 2024

SUMMERHILL

 

SUMMERHILL

UN PUNTO DE VISTA RADICAL SOBRE

LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS

1 Libro Autor Alexander Sutherland Nell

Traducing Florentino M. Torner

EDITOR FONDO DE CULTURA ECONOMICA

REIMPRESIÓN 2024

 

LIBRO POR ENCARGO

Durante 50 años, A.S. Neill dirigió en las cercanías de Londres la famosa escuela de SUMMERHILL, que ha tratado de dar un paso hacia la verdadera educación progresista: la autorregulación de los niños. A tal propósito, el sistema radical y las exposiciones que hace en este extraordinario libro: SUMMERHILL. UN PUNTO DE VISTA RADICAL SOBRE LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS, son el resultado de sus experiencias

De la prestigiosa colección en su área temática: EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA

Los valores educativos que aporta este movimiento escolar:

1.   Firme convicción en la bondad natural de los seres humanos

2.   La felicidad como máxima aspiración de la educación

3.   El amor y el respeto como bases de la convivencia

4.   La importancia de la corporalidad y la sexualidad

En el inicio del libro; viene una aportación breve de A.S.Neill de Summerhill, Leiston, Suffolk, Inglaterra del 30 de Octubre de 1959, dirigida a: A. Harold H. Hart

Estoy seguro de que obtendrá de este libro tantos elogios (o vituperios) como yo mismo. Su proceder corresponde al de un hombre que cree en lo que ha hecho y sigue haciendo Summerhill, no al de un simple editor

Su paciencia me tiene lleno de asombro. Hacer una selección de cuatro de mis libros anteriores, corregirla y combinarla con nuevos materiales es una tarea formidable

En sus visitas a la escuela, dejó usted ver que su interés principal era hablarles a los norteamericanos de algo que había visto y amado, algo en lo que creía. Con lo cual ya formaba parte de la escuela. Vio todo lo fundamental y pasó por alto, con razón, todo lo que carece de importancia, por ejemplo, el desaseo de los niños felices

Por ello, lo nombro a usted alumno honorario de Summerhill

En el prólogo; me encuentro una perla

escondida escrita por el genial:

ERICH FROMM

Quien escribe:

I

Mientras que los pensadores progresistas proclamaron las ideas de libertad, democracia y autodeterminación en el siglo XVIII, sólo hasta la primera mitad del siglo XX comenzaron a fructificar en el campo de la educación. El principio fundamental de esa autodeterminación fue la sustitución de la autoridad por la libertad, con el fin de enseñar al niño sin emplear la fuerza, sino apelando a su curiosidad y a sus necesidades espontáneas, haciendo que se interesará por el mundo que lo rodea. Esta actitud señalo los comienzos de la educación progresista y constituyó un paso importante en el desarrollo humano

Pero los resultados de este nuevo método fueron muchas veces decepcionantes. En los últimos años se ha producido una creciente reacción contra la educación progresista. Muchas personas creen ahora que la teoría es errónea en sí misma y que deberá ser lanzada por la borda. Está en marcha un movimiento que exige más y más disciplina, y hasta una campaña para que se permita a los maestros de las escuelas públicas imponer castigos físicos a los niños

Quizá el factor más importante de esa reacción es el éxito notable que la Unión Soviética ha obtenido en la enseñanza. Allí se aplican en todo su rigor los anticuados métodos del autoritarismo; y los resultados, en lo que concierne a conocimientos, parecen indicar que lo mejor que podríamos hacer es volver a la antigua disciplina y olvidar por completo la libertad del niño

¿Es un error la idea de una educación que no emplee la fuerza?

Si la idea en sí misma no es errónea, ¿cómo podemos explicarnos su relativo fracaso?

Yo creo que la idea de libertad para los niños no es errónea, pero sí que ha sido pervertida casi siempre. Para examinar con claridad este asunto, debemos empezar por comprender la naturaleza de la libertad, y para ello debemos distinguir entre autoridad evidente y autoridad anónima

La autoridad evidente se ejerce directa y explícitamente. La persona investida de autoridad le dice con franqueza a quien está sometida a ella: “Debemos hacer esto. Si no, se te aplicarán tales y tales sanciones”. La autoridad anónima tiende a ocultar que se emplea la fuerza. La autoridad anónima finge que no hay autoridad, que todo se hace con el consentimiento del individuo. Mientras que el maestro del pasado le decía a Juanito: “Debes hacer esto. Si no, te castigaré”, el maestro de hoy dice: “Estoy seguro de que te gustará hacer esto”. Aquí, la sanción para la desobediencia no es el castigo corporal, sino el gesto ceñudo del padre o, lo que es peor, la sensación de no estar “ajustado”, de no obrar como la mayoría. La autoridad evidente empleaba la fuerza física, la autoridad anónima emplea el manejo psíquico

El paso de la autoridad evidente del siglo XIX a la autoridad anónima del siglo XX fue determinado por las necesidades organizativas de nuestra sociedad industrial moderna. La concentración del capital condujo a la formación de empresas gigantescas administradas por burocracias jerárquicamente organizadas. Grandes aglomeraciones de obreros y de oficinistas trabajan juntos, y cada individuo es una pieza de una enorme máquina de producción organizada que ha de funcionar con suavidad y sin interrupción. El trabajador individual se convierte simplemente en un engrane de esta máquina. En esta organización de la producción, el individuo es dirigido y manipulado

Y en la esfera del consumo (en la cual se supone que el individuo expresa libremente sus preferencias) es igualmente dirigido y manipulado. Sea que se trate del consumo de alimentos, de ropas, de licores, de cigarrillos o de programas de cine o televisión, un poderoso aparato de sugestión funciona con dos propósitos: en primer lugar, aumentar constantemente el apetito del individuo hacia nuevas mercancías, y, en segundo lugar, dirigir esos apetitos por los conductos más provechosos para la industria. El hombre se convierte en el consumidor, en el eterno lactante, cuyo único deseo es consumir más y “mejores” cosas

Nuestro sistema económico debe crear hombres adecuados a sus necesidades, hombres que quieran consumir cada vez más. Nuestro sistema ha de crear hombres de gustos uniformes, hombres que puedan ser influidos fácilmente, hombres cuyas necesidades puedan preverse. Nuestro sistema necesita hombres que se sientan libres e independientes, pero que, sin embargo, hagan lo que se espera de ellos; hombres que encajen en el mecanismo social sin fricciones, que puedan ser guiados sin recurrir a la fuerza, conducidos sin líderes y dirigidos sin otro objetivo que el de “hacerlo bien”. No es que la autoridad haya desaparecido, ni siquiera que sea más débil, sino que de autoridad evidente de fuerza se convirtió en autoridad anónima de persuasión y sugestión. En otras palabras, para ser adaptable, el hombre moderno se ve obligado a alimentar la ilusión de que todo se hace con su consentimiento, aun cuando ese consentimiento se le extraiga mediante una manipulación sutil. Su consentimiento es obtenido, por así decirlo así, por la espalda, o a espaldas de su conciencia

Los mismos artificios se emplean en la educación progresista. Se obliga al niño a tragarse la píldora, pero la píldora va envuelta en azúcar. Los padres y los maestros han confundido la verdadera educación no autoritaria con la educación por medio de la persuasión y de la coacción disimulada. Así se degradó la educación progresista. No llegó a ser lo que estaba destinado a ser y no se desarrolló nunca como debió hacerlo

El sistema de A. S. Neill es un punto de vista radical sobre la crianza de los niños. En mi opinión, su libro es de gran importancia porque representa el verdadero principio de la educación sin miedo. En la Escuela de Summerhill la autoridad no disfraza un sistema de manipulaciones

Summerhill no expone una teoría; relata la experiencia real de casi 40 años. El autor sostiene que “la libertad funciona”

Los principios subyacentes en el sistema de Neill están expuestos en este libro simple e inequívocamente. En resumen, son las siguientes:

1.   Neill tiene una fe sólida “en la bondad del niño”. Cree que el niño corriente no es un inválido nato, ni un cobarde, ni un autómata inconsciente, sino que tiene potencialidades plenas para amar la vida e interesarse por ella

2.   El fin de la educación –en realidad el fin de la vida- es trabajar con alegría y hallar la felicidad. Felicidad, según Neill, quiere decir interesarse en la vida; o, como él mismo dice, responder a la vida no sólo con el cerebro, sino con toda la personalidad

3.   En la educación, no basta el desarrollo intelectual. La educación debe ser a la vez intelectual y afectiva. En la sociedad contemporánea encontramos una separación cada vez mayor entre el intelecto y el sentimiento. Hoy, las experiencias del hombre son principalmente experiencias de ideas y no la captación inmediata de lo que siente su corazón, de lo que ven sus ojos y de lo que oyen sus oídos. En realidad, esa separación entre el intelecto y el sentimiento ha llevado al hombre contemporáneo a su estado mental casi esquizoide, en el que ha llegado a ser incapaz de experimentar algo, salvo intelectualmente

4.   La educación debe engranarse con las necesidades psíquicas y las capacidades del niño. El niño no es altruista. Todavía no ama en el sentido del amor maduro del adulto. Es un error esperar del niño algo que no puede mostrar sino de un modo hipocrática. El altruismo se desarrolla después de la infancia

5.   La disciplina, dogmáticamente impuesta, y los castigos producen temor, y el temor produce hostilidad. Esta hostilidad puede no ser consciente y franca, pero, no obstante, paraliza el esfuerzo y la autenticidad del sentimiento. La disciplina excesiva impuesta a los niños es dañina e impide un sano desarrollo psíquico

6.   Libertad no significa libertinaje. Este principio tan importante, que Neill subraya, significa que el respeto entre los individuos debe ser recíproco. El maestro no emplea la fuerza contra el niño, y el niño no tiene derecho a usarla contra el maestro. El niño no tiene por qué meterse en las cosas de un adulto por ser niño, ni ejercer presión en ningún de las muchas maneras en que puede hacerlo un niño

7.   Íntimamente relacionada con ese principio está la necesidad de verdadera sinceridad por parte del maestro. El autor dice que en los 40 años de trabajo en Summerhill no engañó nunca a un niño. Todo el que lea este libro se convencerá de que esa afirmación, que puede sonar a jactancia, es la pura verdad

8.   El desarrollo humano sano hace necesario que un niño rompa al fin los lazos que lo unen con su padre y con su madre, o con quien después los sustituya en la sociedad, y que se haga verdaderamente independiente. Debe aprender a hacer frente al mundo como individuo. Debe aprender a encontrar su seguridad no en una asociación simbiótica, sino en su capacidad para captar el mundo intelectual, emocional y artísticamente. Debe emplear todas sus facultades para encontrar la unión con el mundo, no para hallar la seguridad a través de la sumisión o del dominio

9.   La función primordial de los sentimientos de culpabilidad es vincular al niño con la autoridad. Los sentimientos de culpabilidad son un obstáculo para la independencia; inician un ciclo que oscila constantemente entre la rebelión, el arrepentimiento, la sumisión y otra vez la rebelión. La culpa, como lo siente la mayor parte de la gente en nuestra sociedad, no es primordialmente una reacción ante la voz de la conciencia, sino esencialmente al saberse desobediente a la autoridad y el miedo a represalias. No importa que el castigo sea físico o consista en retirar el cariño, o simplemente en hacer que el castigado se sienta como un extraño. Todos estos sentimientos de culpabilidad engendran miedo, y el miedo engendra hostilidad e hipocresía

10.La Escuela de Summerhill no da enseñanza religiosa. Pero esto no significa que Summerhill no se interese por lo que se denominan vagamente valores humanos fundamentales. Neill lo dice concisamente: “la batalla no se establece entre creyentes y no creyentes en la teología, sino entre creyentes en la libertad humana y creyentes en la suspensión de esa libertad”. Añade el autor: “Algún día una nueva generación no aceptará la anticuada religión y los mitos de hoy. Cuando llegue la nueva religión, refutará la idea de que el hombre nace en el pecado. Una religión nueva alabará a dios por hacer felices a los hombres”

Neill es un crítico de la sociedad actual. Insiste en que el tipo de persona que formamos es el hombre – masa. “Vivimos en una sociedad demente” y “la mayor parte de nuestras prácticas religiosas son una farsa”. De un modo totalmente lógico, el autor es internacionalista, y sustenta una posición firme e inflexible según la cual la inclinación a la guerra es un atavismo bárbaro de la especia humana

Realmente, Neill no trata de educar a los niños para que encajen bien en el orden existente, sino que se esfuerza por criar niños que lleguen a seres humanos felices, hombres y mujeres cuyos valores no son tener mucho ni usar mucho, sino ser mucho. Neill es realista; puede ver que aun cuando los niños que educa no tendrán un extremado éxito en el sentido mundano, habrán adquirido un sentido de pureza que impedirá eficazmente que se conviertan en inadaptados o en mendigos hambrientos. El autor eligió entre el pleno desarrollo humano y el pleno éxito de mercado, y es inflexiblemente honrado en la manera como recorre el camino hacia la meta que ha elegido

Al leer este libro me sentí muy estimulado y alentado. Espero que les ocurra lo mismo a otros lectores. No quiere esto decir que esté de acuerdo con todo lo que dice el autor. Indudablemente, la mayor parte de los lectores no leerán este libro como si fuese el Evangelio, y estoy seguro de que el autor es quien menos quiere que suceda tal cosa

Puedo señalar dos de mis principales reservas. Advierto que Neill subestima algo la importancia, el placer y la autenticidad de la captación intelectual del mundo, en favor de su captación artística y emocional. Además, el autor está empapado de los supuestos de Freud y, según yo lo veo, sobrestima algo la importancia del sexo, como tienden a hacer los freudianos. Pero tengo la impresión de que el autor es un hombre de tal realismo y de una percepción tan exacta de lo que es el niño, que estas críticas se refieren más a algunas de sus formulaciones que a su actitud real ante el niño

Subrayo la palabra realismo porque lo que más me impresiona de la actitud del autor es su capacidad para ver, para discernir el hecho de la ficción, para no incurrir en las racionalizaciones e ilusiones en que vive la mayor parte de la gente y con las cuales bloquea la experiencia auténtica

Neill es hombre de un valor hoy raro: el valor de creer en lo que ve y de combinar el realismo con una fe inamovible en la razón y el amor. Siente una incondicional reverencia por la vida y un respeto igual por el individuo. Es un experimentador y un observador, no un dogmático que tiene un interés egoísta en lo que hace. Combina la educación con la terapia; más para él la terapia no es una materia aparte para resolver algunos “problemas” especiales, sino simplemente el proceso de demostrar al niño que la vida está ahí para ser captada y no para huir de ella

Claramente advertirá el lector que el experimento de que informa este libro es inevitablemente un experimento que no puede repetirse muchas veces en nuestra sociedad actual, y esto no sólo porque depende de que lo realice una persona extraordinaria como Neill, sino también porque son pocos los padres con el valor y la independencia suficiente para preocuparse más por la felicidad de sus hijos que por su “éxito”. Pero esto no disminuye en absoluto la importancia de este libro

Aunque hoy no existe en los estados Unidos una escuela como la de Summerhill, a todos los padres puede serles provechosa la lectura de este libro. Sus capítulos los incitarán a repensar su propia actitud hacia sus hijos. Advertirán que el modo como Neill trata a los niños es completamente distinto de lo que la mayor parte de la gente despectivamente a un lado por considerarlo “tolerante” en demasía. La insistencia de Neill sobre cierto equilibrio en las relaciones niño – padre –libertad sin libertinaje- es el tipo de pensamiento que puede modificar radicalmente las actitudes domésticas

El padre reflexivo se sorprenderá al darse cuenta del grado de presión y de fuerza que usa contra su hijo sin saberlo. Este libro proporcionará nuevas acepciones de las palabras amor, aprobación, libertad

Neill muestra un respeto incondicional por la vida y la libertad, y una negativa radical al uso de la fuerza. Los niños criados con tales métodos desarrollarán en sí las cualidades de razón, amor, integridad y valor, que son los objetivos de la tradición humanista occidental

Si pudo ocurrir una vez en Summerhill, puede ocurrir en todas partes, una vez que las personas estén decididas a ello. En realidad no hay niños problema, como el autor dice, sino únicamente “padres problema” y una “humanidad problema”

Creo que la obra de Neill es una semilla que germinará. Con el tiempo, sus ideas serán generalmente admitidas en una sociedad nueva en la que el hombre mismo y su desarrollo sean el fin supremo de todo esfuerzo social


ÍNDICE:

Harold H. Hart

Prólogo, por Erich Fromm

UNAS PALABRAS DE INTRODUCCIÓN

I.            ESCUELA DE SUMMERHILL

La idea de Summerhill

Una ojeada a Summerhill

La educación de Summerhill frente a la educación normal

Que les sucede a los graduados de Summerhill

Autonomía

Coeducación

Trabajo

Juego

Teatro

Danza y música

Deportes y juegos

Informe de los inspectores del gobierno inglés

Notas sobre el informe de los inspectores de su Majestad

El futuro de Summerhill

II.           LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS

El niño sin libertad

El niño libre

Amor y aprobación

Miedo

Inferioridad y fantasía

Espíritu de destrucción

Mentira

Responsabilidad

Obediencia y disciplina

Premios y castigos

Sobre enseñanza del aseo

Alimentos

Salud y sueño

La limpieza y las ropas

Juguetes

Ruido

Modales

Dinero

Humor

III.         EL SEXO

Actitudes sexuales

Instrucción sexual

Masturbación

Desnudez

Pornografía

Homosexualidad

Promiscuidad, ilegitimad y aborto

IV.        RELIGIÓN Y MORAL

Religión

Instrucción moral

Influencias sobre el niño

Juramentos y blasfemias

Censura

V.          PROBLEMAS DE LOS NIÑOS

Crueldad y sadismo

Criminalidad

El robo

Delincuencia curación del niño

El camino de la felicidad

VI.        PROBLEMAS DE LOS PADRES

Amor y odio

El niño malcriado

Poder y autoridad

Celos

Divorcio

Angustia paterna

Conciencia paterna

VII.       PREGUNTAS Y RESPUESTAS:

En general

Sobre Summerhill

Sobre la educación de los niños

Sobre el sexo

Sobre la religión

Sobre la psicología

Sobre la instrucción

¿QUIÉN ES EL AUTOR?

ALEXANDER SUTHERLAND NEILL

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

331 Páginas

En formato de 21 por 14 cm

Pasta delgada en color plastificada

390 gramos

Edición tercera 2018 reimpresión

Traducing Florentino M. Torner

ISBN 9786071651037

Editor Fondo de Cultura Económica

 

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1 comentario:

  1. Libro SUMMERHILL
    UN PUNTO DE VISTA RADICAL SOBRE LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS

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