SUMMERHILL
UN PUNTO DE VISTA RADICAL SOBRE
LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS
1 Libro
Autor Alexander Sutherland Nell
Traducing
Florentino M. Torner
EDITOR FONDO DE CULTURA ECONOMICA
REIMPRESIÓN 2024
LIBRO POR ENCARGO
Durante
50 años, A.S. Neill dirigió en las cercanías de Londres la famosa escuela de
SUMMERHILL, que ha tratado de dar un paso hacia la verdadera educación
progresista: la autorregulación de los niños. A tal propósito, el sistema
radical y las exposiciones que hace en este extraordinario libro: SUMMERHILL. UN PUNTO DE VISTA RADICAL SOBRE LA EDUCACIÓN DE
LOS NIÑOS, son el resultado de sus experiencias
De
la prestigiosa colección en su área temática: EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA
Los valores educativos que aporta
este movimiento escolar:
1. Firme convicción en la bondad natural
de los seres humanos
2. La felicidad como máxima
aspiración de la educación
3. El amor y el respeto como bases
de la convivencia
4. La importancia de la corporalidad
y la sexualidad
En
el inicio del libro; viene una aportación breve de A.S.Neill de Summerhill,
Leiston, Suffolk, Inglaterra del 30 de Octubre de 1959, dirigida a: A. Harold
H. Hart
Estoy
seguro de que obtendrá de este libro tantos elogios (o vituperios) como yo
mismo. Su proceder corresponde al de un hombre que cree en lo que ha hecho y
sigue haciendo Summerhill, no al de un simple editor
Su
paciencia me tiene lleno de asombro. Hacer una selección de cuatro de mis
libros anteriores, corregirla y combinarla con nuevos materiales es una tarea
formidable
En
sus visitas a la escuela, dejó usted ver que su interés principal era hablarles
a los norteamericanos de algo que había visto y amado, algo en lo que creía. Con
lo cual ya formaba parte de la escuela. Vio todo lo fundamental y pasó por
alto, con razón, todo lo que carece de importancia, por ejemplo, el desaseo de
los niños felices
Por
ello, lo nombro a usted alumno honorario de Summerhill
En el prólogo; me encuentro
una perla
escondida escrita por el
genial:
ERICH FROMM
Quien escribe:
I
Mientras
que los pensadores progresistas proclamaron las ideas de libertad, democracia y
autodeterminación en el siglo XVIII, sólo hasta la primera mitad del siglo XX
comenzaron a fructificar en el campo de la educación. El principio fundamental
de esa autodeterminación fue la sustitución de la autoridad por la libertad,
con el fin de enseñar al niño sin emplear
la fuerza, sino apelando a su curiosidad y a sus necesidades espontáneas, haciendo
que se interesará por el mundo que lo rodea. Esta actitud señalo los comienzos
de la educación progresista y constituyó un paso importante en el desarrollo
humano
Pero
los resultados de este nuevo método fueron muchas veces decepcionantes. En los
últimos años se ha producido una creciente reacción contra la educación
progresista. Muchas personas creen ahora que la teoría es errónea en sí misma y
que deberá ser lanzada por la borda. Está en marcha un movimiento que exige más
y más disciplina, y hasta una campaña para que se permita a los maestros de las
escuelas públicas imponer castigos físicos a los niños
Quizá
el factor más importante de esa reacción es el éxito notable que la Unión
Soviética ha obtenido en la enseñanza. Allí se aplican en todo su rigor los
anticuados métodos del autoritarismo; y los resultados, en lo que concierne a
conocimientos, parecen indicar que lo mejor que podríamos hacer es volver a la
antigua disciplina y olvidar por completo la libertad del niño
¿Es
un error la idea de una educación que no emplee la fuerza?
Si
la idea en sí misma no es errónea, ¿cómo podemos explicarnos su relativo
fracaso?
Yo
creo que la idea de libertad para los niños no
es errónea, pero sí que ha sido pervertida casi siempre. Para examinar con
claridad este asunto, debemos empezar por comprender la naturaleza de la
libertad, y para ello debemos distinguir entre autoridad evidente y autoridad anónima
La
autoridad evidente se ejerce directa y explícitamente. La persona investida de
autoridad le dice con franqueza a quien está sometida a ella: “Debemos hacer
esto. Si no, se te aplicarán tales y tales sanciones”. La autoridad anónima
tiende a ocultar que se emplea la fuerza. La autoridad anónima finge que no hay
autoridad, que todo se hace con el consentimiento del individuo. Mientras que
el maestro del pasado le decía a Juanito: “Debes hacer esto. Si no, te
castigaré”, el maestro de hoy dice: “Estoy seguro de que te gustará hacer esto”. Aquí, la sanción para la desobediencia no
es el castigo corporal, sino el gesto ceñudo del padre o, lo que es peor, la
sensación de no estar “ajustado”, de no obrar como la mayoría. La autoridad
evidente empleaba la fuerza física, la autoridad anónima emplea el manejo
psíquico
El
paso de la autoridad evidente del siglo XIX a la autoridad anónima del siglo XX
fue determinado por las necesidades organizativas de nuestra sociedad
industrial moderna. La concentración del capital condujo a la formación de
empresas gigantescas administradas por burocracias jerárquicamente organizadas.
Grandes aglomeraciones de obreros y de oficinistas trabajan juntos, y cada
individuo es una pieza de una enorme máquina de producción organizada que ha de
funcionar con suavidad y sin interrupción. El trabajador individual se
convierte simplemente en un engrane de esta máquina. En esta organización de la
producción, el individuo es dirigido y manipulado
Y
en la esfera del consumo (en la cual se supone que el individuo expresa libremente
sus preferencias) es igualmente dirigido y manipulado. Sea que se trate del
consumo de alimentos, de ropas, de licores, de cigarrillos o de programas de
cine o televisión, un poderoso aparato de sugestión funciona con dos propósitos:
en primer lugar, aumentar constantemente el apetito del individuo hacia nuevas
mercancías, y, en segundo lugar, dirigir esos apetitos por los conductos más
provechosos para la industria. El hombre se convierte en el consumidor, en el
eterno lactante, cuyo único deseo es consumir más y “mejores” cosas
Nuestro
sistema económico debe crear hombres adecuados a sus necesidades, hombres que quieran consumir cada vez más. Nuestro sistema
ha de crear hombres de gustos uniformes, hombres que puedan ser influidos fácilmente,
hombres cuyas necesidades puedan preverse. Nuestro sistema necesita hombres que
se sientan libres e independientes, pero que, sin embargo, hagan lo que se
espera de ellos; hombres que encajen en el mecanismo social sin fricciones, que
puedan ser guiados sin recurrir a la fuerza, conducidos sin líderes y dirigidos
sin otro objetivo que el de “hacerlo bien”. No es que la autoridad haya desaparecido,
ni siquiera que sea más débil, sino que de autoridad evidente de fuerza se convirtió
en autoridad anónima de persuasión y sugestión. En otras palabras, para ser
adaptable, el hombre moderno se ve obligado a alimentar la ilusión de que todo
se hace con su consentimiento, aun cuando ese consentimiento se le extraiga mediante
una manipulación sutil. Su consentimiento es obtenido, por así decirlo así, por
la espalda, o a espaldas de su conciencia
Los
mismos artificios se emplean en la educación progresista. Se obliga al niño a
tragarse la píldora, pero la píldora va envuelta en azúcar. Los padres y los
maestros han confundido la verdadera educación no autoritaria con la educación
por medio de la persuasión y de la coacción disimulada. Así se degradó la
educación progresista. No llegó a ser lo que estaba destinado a ser y no se desarrolló
nunca como debió hacerlo
El
sistema de A. S. Neill es un punto de vista radical sobre la crianza de los
niños. En mi opinión, su libro es de gran importancia porque representa el verdadero principio de la educación sin
miedo. En la Escuela de Summerhill la autoridad no disfraza un sistema de
manipulaciones
Summerhill no expone una teoría; relata la
experiencia real de casi 40 años. El autor sostiene que “la libertad funciona”
Los
principios subyacentes en el sistema de Neill están expuestos en este libro
simple e inequívocamente. En resumen, son las siguientes:
1. Neill tiene una fe sólida “en la
bondad del niño”. Cree que el niño corriente no es un inválido nato, ni un
cobarde, ni un autómata inconsciente, sino que tiene potencialidades plenas
para amar la vida e interesarse por ella
2. El fin de la educación –en realidad
el fin de la vida- es trabajar con alegría y hallar la felicidad. Felicidad,
según Neill, quiere decir interesarse en la vida; o, como él mismo dice,
responder a la vida no sólo con el cerebro, sino con toda la personalidad
3. En la educación, no basta el
desarrollo intelectual. La educación debe ser a la vez intelectual y afectiva. En
la sociedad contemporánea encontramos una separación cada vez mayor entre el
intelecto y el sentimiento. Hoy, las experiencias del hombre son principalmente
experiencias de ideas y no la captación inmediata de lo que siente su corazón,
de lo que ven sus ojos y de lo que oyen sus oídos. En realidad, esa separación
entre el intelecto y el sentimiento ha llevado al hombre contemporáneo a su
estado mental casi esquizoide, en el que ha llegado a ser incapaz de
experimentar algo, salvo intelectualmente
4. La educación debe engranarse con
las necesidades psíquicas y las capacidades del niño. El niño no es altruista. Todavía
no ama en el sentido del amor maduro del adulto. Es un error esperar del niño
algo que no puede mostrar sino de un modo hipocrática. El altruismo se
desarrolla después de la infancia
5. La disciplina, dogmáticamente
impuesta, y los castigos producen temor, y el temor produce hostilidad. Esta hostilidad
puede no ser consciente y franca, pero, no obstante, paraliza el esfuerzo y la
autenticidad del sentimiento. La disciplina excesiva impuesta a los niños es
dañina e impide un sano desarrollo psíquico
6. Libertad no significa
libertinaje. Este principio tan importante, que Neill subraya, significa que el
respeto entre los individuos debe ser recíproco. El maestro no emplea la fuerza
contra el niño, y el niño no tiene derecho a usarla contra el maestro. El niño
no tiene por qué meterse en las cosas de un adulto por ser niño, ni ejercer
presión en ningún de las muchas maneras en que puede hacerlo un niño
7. Íntimamente relacionada con ese
principio está la necesidad de verdadera sinceridad por parte del maestro. El autor
dice que en los 40 años de trabajo en Summerhill no engañó nunca a un niño. Todo
el que lea este libro se convencerá de que esa afirmación, que puede sonar a
jactancia, es la pura verdad
8. El desarrollo humano sano hace
necesario que un niño rompa al fin los lazos que lo unen con su padre y con su
madre, o con quien después los sustituya en la sociedad, y que se haga verdaderamente
independiente. Debe aprender a hacer frente al mundo como individuo. Debe aprender
a encontrar su seguridad no en una asociación simbiótica, sino en su capacidad
para captar el mundo intelectual, emocional y artísticamente. Debe emplear
todas sus facultades para encontrar la unión con el mundo, no para hallar la
seguridad a través de la sumisión o del dominio
9. La función primordial de los
sentimientos de culpabilidad es vincular al niño con la autoridad. Los sentimientos
de culpabilidad son un obstáculo para la independencia; inician un ciclo que
oscila constantemente entre la rebelión, el arrepentimiento, la sumisión y otra
vez la rebelión. La culpa, como lo siente la mayor parte de la gente en nuestra
sociedad, no es primordialmente una reacción ante la voz de la conciencia, sino
esencialmente al saberse desobediente a la autoridad y el miedo a represalias. No
importa que el castigo sea físico o consista en retirar el cariño, o simplemente
en hacer que el castigado se sienta como un extraño. Todos estos sentimientos
de culpabilidad engendran miedo, y el miedo engendra hostilidad e hipocresía
10.La Escuela de Summerhill no da
enseñanza religiosa. Pero esto no significa que Summerhill no se interese por
lo que se denominan vagamente valores humanos fundamentales. Neill lo dice concisamente:
“la batalla no se establece entre creyentes y no creyentes en la teología, sino
entre creyentes en la libertad humana y creyentes en la suspensión de esa
libertad”. Añade el autor: “Algún día una nueva generación no aceptará la
anticuada religión y los mitos de hoy. Cuando llegue la nueva religión,
refutará la idea de que el hombre nace en el pecado. Una religión nueva alabará
a dios por hacer felices a los hombres”
Neill
es un crítico de la sociedad actual. Insiste en que el tipo de persona que
formamos es el hombre – masa. “Vivimos en una sociedad demente” y “la mayor
parte de nuestras prácticas religiosas son una farsa”. De un modo totalmente
lógico, el autor es internacionalista, y sustenta una posición firme e
inflexible según la cual la inclinación a la guerra es un atavismo bárbaro de
la especia humana
Realmente,
Neill no trata de educar a los niños para que encajen bien en el orden
existente, sino que se esfuerza por criar niños que lleguen a seres humanos
felices, hombres y mujeres cuyos valores no son tener mucho ni usar mucho, sino
ser mucho. Neill es realista; puede ver que aun cuando los niños que educa no
tendrán un extremado éxito en el sentido mundano, habrán adquirido un sentido
de pureza que impedirá eficazmente que se conviertan en inadaptados o en
mendigos hambrientos. El autor eligió entre el pleno desarrollo humano y el
pleno éxito de mercado, y es inflexiblemente honrado en la manera como recorre
el camino hacia la meta que ha elegido
Al
leer este libro me sentí muy estimulado y alentado. Espero que les ocurra lo
mismo a otros lectores. No quiere esto decir que esté de acuerdo con todo lo
que dice el autor. Indudablemente, la mayor parte de los lectores no leerán este
libro como si fuese el Evangelio, y estoy seguro de que el autor es quien menos
quiere que suceda tal cosa
Puedo
señalar dos de mis principales reservas. Advierto que Neill subestima algo la
importancia, el placer y la autenticidad de la captación intelectual del mundo,
en favor de su captación artística y emocional. Además, el autor está empapado
de los supuestos de Freud y, según yo lo veo, sobrestima algo la importancia
del sexo, como tienden a hacer los freudianos. Pero tengo la impresión de que
el autor es un hombre de tal realismo y de una percepción tan exacta de lo que
es el niño, que estas críticas se refieren más a algunas de sus formulaciones
que a su actitud real ante el niño
Subrayo
la palabra realismo porque lo que más me impresiona de la actitud del autor es
su capacidad para ver, para discernir
el hecho de la ficción, para no incurrir en las racionalizaciones e ilusiones
en que vive la mayor parte de la gente y con las cuales bloquea la experiencia
auténtica
Neill
es hombre de un valor hoy raro: el valor de creer en lo que ve y de combinar el
realismo con una fe inamovible en la razón y el amor. Siente una incondicional
reverencia por la vida y un respeto igual por el individuo. Es un
experimentador y un observador, no un dogmático que tiene un interés egoísta en
lo que hace. Combina la educación con la terapia; más para él la terapia no es
una materia aparte para resolver algunos “problemas” especiales, sino simplemente
el proceso de demostrar al niño que la vida está ahí para ser captada y no para
huir de ella
Claramente
advertirá el lector que el experimento de que informa este libro es inevitablemente
un experimento que no puede repetirse muchas veces en nuestra sociedad actual,
y esto no sólo porque depende de que lo realice una persona extraordinaria como
Neill, sino también porque son pocos los padres con el valor y la independencia
suficiente para preocuparse más por la felicidad de sus hijos que por su “éxito”.
Pero esto no disminuye en absoluto la importancia de este libro
Aunque
hoy no existe en los estados Unidos una escuela como la de Summerhill, a todos
los padres puede serles provechosa la lectura de este libro. Sus capítulos los
incitarán a repensar su propia actitud hacia sus hijos. Advertirán que el modo
como Neill trata a los niños es completamente distinto de lo que la mayor parte
de la gente despectivamente a un lado por considerarlo “tolerante” en demasía. La
insistencia de Neill sobre cierto equilibrio en las relaciones niño – padre –libertad sin libertinaje- es el tipo de
pensamiento que puede modificar radicalmente las actitudes domésticas
El
padre reflexivo se sorprenderá al darse cuenta del grado de presión y de fuerza
que usa contra su hijo sin saberlo. Este libro
proporcionará nuevas acepciones de las palabras amor, aprobación, libertad
Neill
muestra un respeto incondicional por la vida y la libertad, y una negativa
radical al uso de la fuerza. Los niños criados con tales métodos desarrollarán
en sí las cualidades de razón, amor, integridad y valor, que son los objetivos
de la tradición humanista occidental
Si
pudo ocurrir una vez en Summerhill, puede ocurrir en todas partes, una vez que las personas estén decididas a
ello. En realidad no hay niños problema, como el autor dice, sino únicamente
“padres problema” y una “humanidad problema”
Creo
que la obra de Neill es una semilla que germinará. Con el tiempo, sus ideas
serán generalmente admitidas en una sociedad nueva en la que el hombre mismo y
su desarrollo sean el fin supremo de todo esfuerzo social
ÍNDICE:
Harold
H. Hart
Prólogo,
por Erich Fromm
UNAS
PALABRAS DE INTRODUCCIÓN
I.
ESCUELA DE SUMMERHILL
La
idea de Summerhill
Una
ojeada a Summerhill
La
educación de Summerhill frente a la educación normal
Que
les sucede a los graduados de Summerhill
Autonomía
Coeducación
Trabajo
Juego
Teatro
Danza
y música
Deportes
y juegos
Informe
de los inspectores del gobierno inglés
Notas
sobre el informe de los inspectores de su Majestad
El
futuro de Summerhill
II.
LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS
El
niño sin libertad
El
niño libre
Amor
y aprobación
Miedo
Inferioridad
y fantasía
Espíritu
de destrucción
Mentira
Responsabilidad
Obediencia
y disciplina
Premios
y castigos
Sobre
enseñanza del aseo
Alimentos
Salud
y sueño
La
limpieza y las ropas
Juguetes
Ruido
Modales
Dinero
Humor
III.
EL SEXO
Actitudes
sexuales
Instrucción
sexual
Masturbación
Desnudez
Pornografía
Homosexualidad
Promiscuidad,
ilegitimad y aborto
IV.
RELIGIÓN Y MORAL
Religión
Instrucción
moral
Influencias
sobre el niño
Juramentos
y blasfemias
Censura
V.
PROBLEMAS DE LOS NIÑOS
Crueldad
y sadismo
Criminalidad
El
robo
Delincuencia
curación del niño
El
camino de la felicidad
VI.
PROBLEMAS DE LOS PADRES
Amor
y odio
El
niño malcriado
Poder
y autoridad
Celos
Divorcio
Angustia
paterna
Conciencia
paterna
VII. PREGUNTAS Y
RESPUESTAS:
En
general
Sobre
Summerhill
Sobre
la educación de los niños
Sobre
el sexo
Sobre
la religión
Sobre
la psicología
Sobre
la instrucción
¿QUIÉN ES EL AUTOR?
ALEXANDER SUTHERLAND NEILL
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
331
Páginas
En
formato de 21 por 14 cm
Pasta
delgada en color plastificada
390
gramos
Edición
tercera 2018 reimpresión
Traducing
Florentino M. Torner
ISBN
9786071651037
Editor
Fondo de Cultura Económica
FAVOR DE PREGUNTAR
POR EXISTENCIAS EN:
Correo
electrónico:
Celular:
6671-9857-65
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a Google por publicarnos
Quedamos
a sus órdenes
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