LENGUAJE Y SILENCIO
ENSAYOS SOBRE LA LITERATURA,
EL LENGUAJE Y LO INHUMANO
1 Libro Autor George Stainley
EDITOR GEDISA
PRIMERA EDICIÓN 2013
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DE NOVIEMBRE DEL 2024
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EN EL PREFACIO ESCRIBEN:
Éste
es un libro, ante todo, un libro sobre el lenguaje: sobre el lenguaje y la
política, el lenguaje y el futuro de la literatura, sobre las presiones que
ejercen los regímenes totalitarios y la decadencia cultural, sobre el lenguaje,
y otros códigos de significación (música, traducción, matemáticas), sobre el
lenguaje y el silencio
Los
ensayos y artículos de esta colección se escribieron en distintos momentos. La
mayor parte de ellos responde a circunstancias específicas: la publicación de
un libro, la presentación de una obra teatral o de una ópera, un acontecimiento
político. Pero el tema subyacente en todos es la vida del lenguaje y algunas de
las complejas energías que la palabra suscita en nuestra sociedad y nuestra
cultura. ¿Cuáles son las relaciones del lenguaje con las criminales falsedades
que se le ha hecho expresar y exaltar en ciertos regímenes totalitarios? ¿O en
la enorme carga de vulgaridad, imprecisión y codicia que arrastra en la cultura
de masas en las democracias? ¿Cómo reaccionará el lenguaje, en el sentido
tradicional de código general de las relaciones efectivas, ante el apremio,
cada vez más acuciante, cada vez más integral, de códigos más exactos, como las
matemáticas y la notación simbólica? ¿Estamos saliendo de una era histórica de
primacía verbal, del periodo clásico de la expresión culta, para entrar en una
fase de lenguaje caduco, de formas <pos lingüísticas> y, acaso, de
silencio? Éstas son las cuestiones que he querido plantear y precisar
Tras
ellas se encuentra la convicción de que la crítica literaria, particularmente
en su concubinato actual con la académica, no constituye ya un menester
particularmente interesante ni responsable. En su mayor parte no hace sino
complacerse con los valores académicos o periodísticos y con el uso de hacer
declaraciones elaboradas en el siglo XIX. Los libros sobre los libros y ese género floreciente aunque más nuevo, los
libros sobre libros y ese género floreciente aunque más nuevo, los libros sobre
crítica literaria (un alejamiento en tercer grado) seguirán manando, qué duda
cabe, en grandes cantidades. Pero cada vez está más claro que la mayoría
constituye una especie de deporte para iniciados, que es muy poco lo que tiene
que decir a quienes pregunten cuáles son las posibilidades de coexistencia e
interacción entre el humanismo, la idea de comunicación culta y las formas
actuales de la historia. La brecha entre el tratamiento académico, retorizante,
de la literatura en nuestra vida real pocas veces ha sido tan amplia desde que
Kierkegaard señalo por primera vez su
irónica magnitud
La
crítica moderna más viva, la de Georg Lukács, la de Walter Benjamín, la de
Edmund Wilson, la de F. R. Leavis, sabe que esto es así. Dentro de su propio estilo
de enfoque cada uno de estos críticos ha hecho del juicio literario una crítica
de la sociedad, una comparación –utópica o empírica- del hecho y la posibilidad
dentro de las acciones humanas. Pero incluso sus logros, y es obvio que mucho
de cuanto aparece en las próximas páginas se debe a ellos, empiezan a parecer
algo trasnochados. Procedían de un pacto literario que hoy está en entredicho
La
novedad o la naturaleza especial de nuestro actual estado de conciencia es el
otro tema principal de este libro. Me doy cuenta de que los historiadores están
en lo cierto cuando dicen que la barbarie y el salvajismo político son
inherentes a los asuntos humanos, que ninguna época ha sido inocente de
catástrofes. Sé que las matanzas coloniales de los siglos XVIII y XIX y la
destrucción cínica de los recursos naturales y animales que las acompañaron (el
exterminio de la fauna es quizá el epilogo lógico y creo que no carecería de
hipocresía quien aspirase a la inmediatez universal, quien buscara la
imparcialidad en todas las provocaciones de toda la historia y de todos los
lugares. Mi propia conciencia está dominada por la erupción de la barbarie en
la Europa moderna; por el asesinato masivo de los judíos y por la destrucción,
con el nazismo y el estalinismo, de lo que trato de definir en algunos de estos
ensayos como el genio particular del <humanismo centroeuropeo>. No exijo
ningún privilegio especial para esta abominación; pero se trata de la crisis de
una esperanza racional y humana que ha moldeado mi vida y que me concierne de
manera más inmediata
Us
tinieblas no brotaron del desierto de Gobi o de las selvas húmedas del
amazonas. Surgieron del interior; del meollo de la civilización europea. Los
gritos de los asesinados podían escucharse en las universidades; el sadismo
estaba una calle más allá de los teatros y de los museos. A finales del siglo
XVIII Voltaire columbraba confiado el fin de la tortura; la sombra de las
matanzas por razones ideológicas no tardaría en dispersarse. En nuestros días
los lugares sagrados de la cultura, de la filosofía, de la expresión artística
se han convertido en escenario de Belsen
No
puedo aceptar el fácil consuelo de que esta catástrofe fue un fenómeno puramente
alemán o una calamidad accidental centrada en la persona de éste o aquel
gobernante totalitario. Diez años después de que la persona de éste o aquel
gobernante totalitario. Diez años después de que la Gestapo hubiera salido de
Paris, los compatriotas de Voltaire estaban torturando argelinos, o torturándose
entre sí, en algunos de los mismos calabozos policiales. La mansión del
humanismo clásico y el sueño de la razón que animaba a la sociedad occidental
se han derrumbado casi en su totalidad. Las ideas de adelanto cultural, de
racionalidad inherente mantenidas desde la antigua Grecia y todavía válidas en
el historicismo utópico de Marx y en el autoritarismo estoico de Freud (ambos
acólitos tardíos de la civilización grecorromana) no pueden ya sostenerse con
mucha confianza. Los alcances del hombre tecnológico, en cuanto ser sensible a
las manipulaciones del odio político y a las propuestas sádicas, se han
prolongado considerablemente hacia la destrucción
No
me parece realista pensar en la literatura, en la educación, en el lenguaje,
como si no hubiera sucedido nada de mayor importancia para poner en tela de
juicio el concepto mismo de tales actividades. Leer a Esquilo o a Shakespeare
–menos aún <enseñarlos>- como si los textos, como si la autoridad de los
textos en nuestra propia vida hubiera permanecido inmune a la historia
reciente, es una forma sutil pero corrosiva de analfabetismo. Esto no constituye
ninguna prueba indistinta, periodística, de <actualidad>, sino que
significa el intento de tomar en serio el complejo milagro de la supervivencia
del gran arte y de pensar qué respuesta podemos darle desde nuestro propio ser
Nosotros
llegamos después. Sabemos que un hombre puede leer a Goethe o a Rilke por la
noche, que puede tocar a Bach o a Schubert, e ir por la mañana a su trabajo en
Auschwitz. Decir que los lee sin entenderlos o que tiene mal oído, es una
cretinez. ¿De qué modo repercute este conocimiento en la literatura y la
sociedad, en la perspectiva casi axiomática desde la época de Platón a la de
Matthew Arnold, de que la cultura es una fuerza humanizadora, de que las
energías del espíritu son transferibles a las de la conducta? Además, no se
trata sólo de que los vehículos convencionales de la civilización –la
universidades, las artes, el mundo del libro- fueron incapaces de presentar una
resistencia apropiada a la brutalidad política; a veces se levantaron para
acogerla y para tributarle sus ceremonias y su apología. ¿Por qué? ¿Cuáles son
los nexos, hasta ahora apenas conocidos, entre las pautas intelectuales,
psicológicas, del alto saber literario y las tentaciones de lo inhumano? ¿Es
que hay algún tedio superlativo, algún empacho de abstracción que crecen dentro
de la civilización y la disponen para la excreción de lo bárbaro? Muchas de
estas notas y de estos ensayos intentan encontrar medios de plantear la
cuestión de forma más completa más precisa
Tanto
en el método como en los fines busco algo distinto de la crítica literaria.
Aunque conozca bien las limitaciones de estos ensayos, quiero sin embargo que
tengan como meta una <filosofía del lenguaje>. Llegar a tal filosofía
debe ser el paso siguiente si queremos acercarnos a una comprensión de la
herencia específica y de la desolación parcial de nuestra cultura, de lo que ha
socavado y de lo que se puede restaurar con los recursos de la inteligencia en
la sociedad moderna. Una filosofía del lenguaje, como Leibniz y Herder
entendían el término, debe dirigirse con especial intensidad al estudio de la literatura;
pero debe considerar a la literatura involucrada inevitablemente en las
estructuras más vastas de la comunicación semántica, formal, simbólica.
Considerará a la filosofía, como Wittgenstein nos ha enseñado a hacerlo, como
un lenguaje en condición de suma precaución, como palabra que se niega a darse
a sí misma por sentada. Tendrá en cuenta a la antropología para corroborar o
corregir los hallazgos de otras ramas del saber y estructuras de significación
(¿de qué otra forma podemos <retroceder> a partir de lo que hay de
obviamente ilusorio en nuestro enfoque particular?). Una filosofía del lenguaje
habrá de responder con cauta fascinación a los supuestos de la lingüística
moderna. En la lingüística se concentra hoy buena parte de la inteligencia
dedicada antes a la historia y a la crítica de la literatura. Hace mucho tiempo
que los poetas saben que la literatura y la lingüística están ligadas
íntimamente. Como dice Román Jakobson: >Los recursos poéticos ocultos en la
estructura morfológica y sintáctica del lenguaje, en suma la poesía de la
gramática, y su producto literario, la gramática de la poesía, rara vez han
sido conocidos por los críticos y casi siempre han sido diseñados por los
lingüistas, pero han sido dominados con pericia por los creadores>. Una
filosofía del lenguaje debería corregir dichas relaciones
En
resumen, habría que volver, con ese asombro radical ausente por lo general en
la crítica literaria y en el estudio académico de la literatura, al hecho de
que el lenguaje es el misterio que define al hombre, de que en éste su
identidad y su presencia histórica se hacen explícitas de manera única. El
lenguaje es el que arranca al hombre de los códigos de señales deterministas,
de lo inarticulado, de los silencios que habitan la mayor parte del ser. Si el
silencio hubiera de retomar a una civilización destruida, sería un silencio
doble, clamoroso y desesperado por el recuerdo de la palabra
Por
ese motivo, varios de los principales ensayos de este libro se han concebido
como indicadores provisionales de una filosofía del lenguaje
Aunque
no se traten específicamente, en esta colección están presentes la obra y el
ejemplo de Herman Broch. Broch es uno de los principales novelistas y maestros
de la sensibilidad en nuestra época. Cuando me pregunto acerca de la
continuidad validez del lenguaje, sobre la autoridad del silencio ante lo
inhumano, cuando trato de entender la contigüidad de la poética con la música y
con las matemáticas, a veces no hago sino desarrollar apuntes a insinuaciones
de la ficción y los escritos filosóficos de Broch. La vida y la obra de Broch
en sí mismas una forma ejemplar de civilización, un mentís a la ordinariez y al
caos
Se
han alterado detalles de dicción en artículos que aparecieron en publicaciones
periódicas o como prólogo. He procurado corregir errores y ampliar las
referencias. Solo en un caso (al final del artículo sobre Lawrence Durrel) ha
habido un cambio sustantivo. Las opiniones refritas son insípidas. De modo que
se ha añadido algunas notas a pie de página para clarificar o actualizar la
idea original
Mi
más efusivo agradecimiento a Peter du Sautoy, de Faber & Faber, y a Michael
Bessie, de Atheneum; sus críticas y su estimulo han sido inestimables para dar
a este volumen su presente forma
G. S.
Nueva York
Septiembre de 1966
RESUMEN:
El
tema central de este volumen es la vida del lenguaje y las complejas energías
que la palabra suscita en nuestra sociedad y nuestra cultura.
ÍNDICE:
Prefacio
HUMANIDAD Y CAPACIDAD LETERARIA
= Humanidad y capacidad literaria
= El abandono de la palabra
= El silencio y el poeta
= La formación cultural de nuestros
caballeros
= Palabras de la noche
= El género pitagórico
EL LENGUAJE DE LAS TINIEBLAS:
= El milagro hueco
= Una nota acerca de Gunter Grass
= K
= Moisés
y Aarón,
de Schonberg
= Una especie de superviviente
= Posdata
CLÁSICOS
= Homero y los eruditos
= El libro
= Shakespeare: cuarto centenario
= Dos traducciones
MAESTROS
= F. R. Leavis
= Orfeo con sus mitos: Claude
Lévi-Strauss
= Leer a Marshall McLuhan
LAS FICCIONES Y EL PRESENTE:
= Mérimée
= Felix Krull, de Thomas mann
= Lawrence Durrel y la novela
barroca
= Construir un monumento
= <Moris es un arte>
MARXISMO Y LITERATURA:
= El marxismo y el crítico
literario
= Georg Lukács y su pacto con el
diablo
= Un manifiesto estético
= De Europa central
= El escritor y el consumismo
= Trotski y la imaginación trágica
= Literatura y poshistoria
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
512
Páginas
En
formato de 15 por 23 cm
Primera
edición 2013
ISBN
9788497847490
Autor George Stainley
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